jueves, 17 de abril de 2014

Lo que ocurre mientras Carol escribe.



Eran como las 6 de la tarde, estaba yo sentada en la silla delante del ordenador, escribiendo cosas en el blog, revisando twitter y viendo vídeos de youtube, vamos las cosas que solemos hacer cuando nos metemos en Internet, estaba bastante distraída. Lucia estaba haciendo un examen en su facultad, a las 4:30 pm salió de casa, el examen acabaría a las 8 me dijo, así que mientras mataba el tiempo en el ordenador.

Aproveché para escribir un relato y publicarlo en nuestro blog, pasada una media hora de las 6, Lucia entró por la puerta de la habitación, era su último examen así que estaba bastante contenta.

-¿Que tal? ¿Que rápido no? Apenas has tardado en hacer el examen, entre ir y venir allí, ¿Que lo has hecho? ¿En una horita? - le dije asombrada, mi chica es muy insegura para los exámenes así que no era normal tan poco tiempo.

-Pues genial, me lo sabía perfecto, por eso acabé tan rápido. - dijo Lucia sonriéndome mucho y dudosamente también sonreía picaramente - hay otra cosa que también me se muy bien pero no me gusta acabar rápido, ¿sabes?

Me hice la tonta, como si no supiese de que hablaba, le devolví la sonrisa, tomé su mano traiéndola hacia mi, la senté en mis piernas para abrazarla y darle mi enhorabuena con un beso. Lucia se giró para mirar la pantalla a ver que estaba haciendo, seguía sentada sobre mi, no sabéis lo que me flipa que Lucia, con una falda puesta se siente en mis piernas.

-¡Anda! ¡Has escrito un nuevo relato! ¿Puedo leerlo? - Lucia

El relato era uno de esos que empiezo a escribir y me pongo cachondisima solo de pensar en lo que escribo, le dije que sí que empezara a leer pero que no se moviera de mis piernas que siguiera ahí sentada. Lo mejor de todo en Lucia cuando lleva falda es que lleva unas braguitas muy muy finas, que cuando estamos perdidamente con ganas de darnos de todo tengo total acceso a ella.

Lucia comenzó a leer, de vez en cuando soltaba cosas como "ui, esto me suena" y seguía con esa risilla tonta adorable muy característica suya, pero poco a poco su voz se calmaba y pasaba a ser mas nerviosa, hasta que paso a estar en silencio. En un instante se levantó de mis piernas para pasar a sentarse en mi muslo, a poner cada pierna a un lado de mi muslo (como montando a caballo).

Dios que sensación, sentí derepente toda su entrepierna posada en mi, brotaba un montón de calor. Mientras Lucia seguía leyendo su pelvis se movía en mi muslo, no me lo podía creer, se estaba empapando leyendo; estaba frotándose y tratando de satisfacerse con mi pierna.

Se movía muy despacio, lento, me estaba nublando la vista de excitación, ya debía de haber terminado de leer. En efecto, ya no estaba mirando la pantalla, se agarró a la mesa, abrió un poco mas las piernas, elevando la falda para que no le molestase y posó de nuevo su entrepierna en mi muslo. Pasé del frío al calor en segundos, tenía empapada la pierna de lo mojada que estaba Lucia, se aferraba a la mesa y se deslizaba por mi, seguía frotándose. Atónita estaba yo, no tenía ni idea de que podría producirle eso.

Podía sentir su clítoris excitado tocarme, plas plas plas recorría mi muslo despacio, haciendo que mi propia entrepierna latiera y se estuviera mojando sola. Lucia se dio la vuelta, se quitó la falda y las braguitas, esta vez se sentó igual, con una pierna a cada lado de mi pierna, pero mirándome; parece ser que pretendía ponerme más cachonda de lo que ya estaba.

Se dedicó a continuar frotándose, esta vez más lento, cogió mi cara y me hizo mirarla a los ojos. Sus labios eran recorridos por su lengua, se los mordía, jugueteaba con ella misma, sabía que eso me encendía a mas de lo que imaginaba. Yo ya no podía mas, baje mis manos por su cuerpo, traté de acceder como pude a su entrepierna, obligándola a no tocar mi muslo, metí mis dedos directamente en ella, tenía que darle todo lo que me había provocado.

Y así con Lucia agarrada a mi cuello, con su culo hacía atrás, y yo sentada en la silla de la que no me había movido, comencé a mover mis dedos rápidamente, la zona estaba más que húmeda, Lucia gemía, se le acabó la tontería de provocarme, era hora de sanar mis ganas de tenerla, podía oír mis dedos entrando de lo mojadita que estaba, Lucia jadeaba cada vez mas ahogadamente.

Sorpresa la mía cuando Lucia me cogió la mano, esa mano cuyos dos dedos principales la estaban masturbando.
-Eh, esto tenía que hacerlo yo, disfruta mirando - dijo Lucia respirando aceleradamente. ¿que querría decir con eso?

A los dos segundos lo averigüe, no soltó mi mano para masturbarse ella y hacerme verlo rabiando por darle yo, sino que uso mi mano para masturbarse. Dejé la mano muerta para hacérselo más sencillo, se estaba tocando con mi propia mano, me estaba excitando más aun si cabía posibilidad. Necesitaba que se corriese en mi mano, sentirla, ponerme más perra aun. Poco a poco sus fuerzas aumentaron, sus tomas de aire se aceleraron, soltó un gemido de esos que encienden a cualquiera, y noté un calor descomunal en mis manos a la par que una humedad monumental.

Se paró, me miró, esa mirada de zorra, si de zorra, porque cuando me mira así me encanta, quiere decir que quiere comerme y que no puede más con las ganas. Parecía cansada, pero por lo visto no.

-Oye, te he dejado la pierna hecha un percal ¿no? - dijo mientras pasaba sus dedos por la zona húmeda que había dejado en mi muslo su entrepierna - ¿habrá que limpiarlo un poco no? - volvió a lanzar una de sus miradas mientras se llevaba esos mismos dedos a la boca. - Quiero que escribas, escribe un relato mientras disfrutas ahí abajo, si paras de escribir mi lengua no se moverá, así que piensa rápido que vas a contar.

Se agachó bajo la mesa, llevando su lengua a la zona mojada de mi muslo, de ahí, de cuatro lenguetazos llegó a mi entrepierna, previamente me hizo quitarme la ropa. Es así como empieza la historia de otro relato, que pronto publicaré. Ahora ya sabéis que pasa mientras Carol escribe y Lucia ronda por ahí cerca.





miércoles, 16 de abril de 2014

Zaida y Martita: Parte 5



-Has venido, por fin Zaida joder, no sabes cuanto tiempo te he estado esperando, mi madre me decía que te olvidase, que dejara de pensarte, que me haría mal, pero el recuerdo de verte es lo único que me motivaba, lo único que hacía que tuviese ganas de seguir con vida en este mundo. - Marta estaba estupefacta, sollozaba, las lágrimas le caían por la carita mientras decía estas palabras.

Zaida asombrada, Marta la quería, y la había estado esperando todo este tiempo, cuando de repente el brazo de Marta se dirige a la cara de Zaida, no precisamente para abrazarla, sino para darle un manotazo. Zaida no sabe como actuar, su primera reacción fue ponerse a llorar, de dolor, del momento tan esperado, de tantas sensaciones y emociones.

-¿Pe..pero porque me pegas? - Zaida - Déjame explicarte, mi padre...
-Calla, no te pego por eso, tu padre llamo a mi madre, alterado por nuestra relación, diciéndole que no nos volveríamos a ver jamas, que él te iba a curar, y gilipolleces de esas. Mi madre me avisó que quizás tu no volverías en el tiempo que dijiste, que por eso me olvidase, pero yo estaba segura que nadie te iba a impedir venir a verme, o eso quería creer, y mira estas aquí. Y te pego porque siempre que estamos en esta esquina del parque me abrazas, y aun no lo has hecho.- Marta

Zaida soltó un leve suspiro y la abrazó. Se sentaron en el césped del parque sin dejar de mirarse, como si el tiempo no hubiera pasado, como si Zaida jamás se hubiese ido, Marta la quería y pasaba todos los días en ese parque esperando que todo aquello de que Zaida se había tenido que ir era una broma. Pero por fín todo ese mal trago, por no decir tragazo, se acabó Zaida estaba ahí con ella, podía olerla, tocarla, mirarla a escasos centímetros.

-Oye Zaida, ¿y estas sola? ¿tienes pareja? Porque igual tras todo este tiempo has empezado con otra persona - musitó Marta despacito, con miedo a la respuesta.
-Bueno, pues sí estoy con alguien, y me hace realmente feliz - soltó Zaida con una gran sonrisa.

Tras la respuesta de Zaida, se dibujó una gran cara de tristeza en la cara de Marta, ahora no sabía donde meterse, solo bajó la mirada con gran decepción en su corazón. Zaida cogió a Marta de las manos, le pidió que levantase la cabeza y la miró a los ojos, hizo un gesto con los párpados pidiéndole que le sostuviese la mirada.

-Marta.. si estoy con alguien.. ¿y sabes? Es jodidamente preciosa, en todo este tiempo he sentido cosas muy fuertes por ella, jamás pensé que sentiría así, la quiero, la amo a reventar y siempre estaré con ella a muerte - Zaida seguía con la mirada clavada en Marta, Marta estaba asustada no se podía creer que no la había esperado - ¿y sabes que es lo mejor de todo Martita? Que esa persona eres tu.- La cara de Marta se tornó completamente, de la más profunda decepción a la alegría suprema - Sí, Marta, me prometí esperarte y aquí estoy, porque cuando tienes una conexión con alguien, jamás se desvanece, no pienso renunciar a ti por nadie.

Zaida se llevó otra torta.
-Aii, oye ¿y ahora que? ¿Por qué me pegas? - Zaida
-Porque llevas 10 minutos aquí conmigo y aun no me has besado, y si me quieres tanto bésame ya Zaidis - Marta

Y por fin tras todo ese tiempo se besaron, ¿conocéis la sensación de besar a una persona tras meses y meses? Es absolutamente increíble, es como repetir el primer beso, ese que siempre recuerdas, que siempre te gustaría volver a repetir, ese que tuviste con aquella persona especial, aquel con el que de verdad notaste todas las mariposas de la vida.

Marta se abalanzó sobre Zaida, la tiro boca arriba sobre el césped del parque, se la estaba comiendo a besos, de la boca al cuello, de la oreja a las mejillas, no podía de tanto júbilo que le crecía en el corazón. Marta no paraba, sus manos bajaban por el torso de Zaida, llegando a su monte de venus.

-Eh eh Martita, ¿donde vas? ¿estas segura? - Zaida
-Llevo esperando este momento muchísimo tiempo, quiero hacer todo por primera vez contigo, y quiero que sea ahora, ademas cielo.. tendré que compensarte las dos tortas que te he metido - Marta

Así que, dicho esto, las manos de Marta continuaron bajando, rozó con sus manos las braguitas de Zaida, la cual se retorcía, apenas Marta rozaba su clítoris con la yema de los dedos a través de las braguitas y Zaida ya se movía de un lado a otro.

-Shh cariño, relájate, déjate llevar - susurró Marta al oído de Zaida, continuó por el mismo sitio con leves movimientos, con la punta de los dedos podía notar a través de la tela de las braguitas como se iba humedeciendo la zona. Zaida relajó las piernas, dejó de pensar, y solo se encargó de no dejar de mirar a Marta a los ojos y de besarla con todas sus ganas, aun así estaba inquieta, era algo desconocido para ella. Lo más importante en estas situaciones es no perder la confianza. Las piernas de Zaida se entreabrían poco a poco.

Cuando Marta notó a Zaida más receptiva, echó las braguitas hacia un lado y palpó directamente toda la entrepierna de Zaida, dios que sensación, tocar a tu novia por primera vez, es un boom de sentimientos, de cosas que te recorren el cuerpo, y lo mejor de todo es que si quieres con Marta y Zaida se quieren siempre vas a sentir eso, y es lo más grande que te puede pasar, hacer el amor con amor, con el corazón.

El dedo de Marta se movía en círculos con más facilidad, Zaida no se retorcía ya, solo respiraba aceleradamente y tímidamente dejaba más paso a la mano de Marta. Zaida estaba tan húmeda que hasta estaba sonrojada, se cruzaron sus miradas, dejaron de besarse, llegó el momento.

Ese momento en el que sientes a tu chica dentro de ti, y te está mirando, pero no puedes mantenerle la mirada porque te está haciendo disfrutar, haciendo sentir cosas dentro de ti que nunca habías sentido, y que por muchas más veces que repitas siempre será increíble la experiencia. Marta agitó sus dedos, moviéndolos despacio, Zaida paso de respirar rápido a un leve jadeo. Marta la miraba, puso todo su corazón en la situación y no podía evitar estar perdidamente empapada también.

Los dedos de Marta se movían muy despacio, quería que Zaida disfrutase, que dejara de sentirse culpable por pensar que la había abandonado, admiraba la carita de su novia, cara de completo placer, por fín Zaida se había relajado, ya no se retorcía de dolor e incertidumbre, sino de felicidad, de máximo placer, de ilusión, de subidon en el cuerpo. Marta movió los dedos hasta que sintió como los jadeos de Zaida cambiaban de tono y se tornaban a unos más agudos, lo había conseguido. En apenas 30 minutos que llevaban juntas, Martita había conseguido que Zaida liberase todas las tensiones que había acumulado en este tiempo de espera. Se querían, y su objetivo era seguir queriéndose mutuamente.

Cuando dos personas se quieren, hacer cosas por la otra debe salir solo, las acciones que haces por la persona que ames deben ser sin esperar nada a cambio, y si es la persona correcta, hará lo mismo. Es así como la vida es más fácil y bonita. Encontrar una persona que te haga feliz con hacerla feliz es lo mejor del mundo; es lo que a mi personalmente más me llena, me siento feliz queriendo, y seguiré queriendo así. Coger a esas personas por las que sentís cosas bonitas (no hablo ya de amor de relación) y decirles que pensáis de ellos, os quedaréis a gusto con vosotras mismos, y encima esa persona por la que sentís algo bonito, sonreirá.