sábado, 21 de diciembre de 2013

Sex-shop parte 2


Los pezones de Lucia se podían percibir a través del vestido, estaba super sexy, despeinada, con el vestido movido dejando ver sus muslos y parte de sus braguitas, yo estaba casi igual llevaba shorts, estaban descolocados, mi entrepierna palpitaba un poco, no sé como iría Lucia o la chica pero supongo que estarían también mojadas y excitadas por todo lo que estaba ocurriendo allí.

-Oye, no estáis incómodas así, ¿queréis que os enseñe de primera mano el resto de la tienda? - dijo la mujer; nosotras nerviosas perdidas asentimos con la cabeza, el calentón que llevábamos encima no se nos quitaba.

La tienda tenía mas fondo aún, nos llevó a la zona de la ropa interior de chica, corsets, braguitas y cosas por el estilo.

-Hay unos nuevos modelitos muy chulos y picantes, ¿queréis verlos? Bueno, para que esteis mas seguras, me pruebo uno y me decís que os parece.

No pasaron ni 2 minutos, la chica salió con unas braguitas negras y la camisa de cuadros que antes llevaba, vamos que no se había puesto nada nuevo solo se había quitado ropa, podía verse como un pezón asomaba sutilmente cada vez que estaba de perfil, eso nos encendió aún más, la mujer tenía un cuerpo bestial, unas curvas perfectas, era morena de piel, nos perdimos mirándola.

-Tranquilas, he cerrado la tienda, estamos las tres solitas, ya os dije que os iba a enseñar la tienda de primera mano, y quien dice mano, dedo. ¿no? - y así imponente y desafiante se nos acercó empotrándonos de nuevo contra la pared mas cercana.

Lucia y yo estábamos apoyadas en la pared, y la chica nos miraba, empezó a rondarme, acariciándome el cuello, bajando hasta mis pezones, noto que estaban completamente erectos, sonrió, pasó la yema de sus dedos desde mi ombligo hasta mi boca, haciéndome lamerle los dedos con ganas.

Se separó de mi, fue a por Lucia, su vestido seguía levantado, la mujer le bajo las braguitas dejándoselas por los tobillos, puso la mano en su entrepierna, y empezó a acariciarla con los dedos que previamente le había chupado yo. Me puso a mas de mil. Veía a Lucia estremecerse, retorcerse de placer y gemir, toda mi entrepierna palpitaba y estaba completamente húmeda.

Terminó con Lucia, por ahora, y volvió a dirigirse a mi, los mismos dedos con los que había penetrado a Lucia me los volvió a meter en la boca, me supieron a gloria. Notó que mi cuerpo palpitaba, así que no se lo pensó ni una vez más, me bajo los shorts y las braguitas. Y ahí contra la pared, metiendo centímetro a centímetro de dedito, empezó a masturbarme, muy lentamente.

Estaba que no cabía en mi de excitación, me estaban dando contra la pared y Lucia miraba cachonda perdida. Tan cachonda que se arrodilló, su boca rozó mi entrepierna mientras la otra me estaba haciendo aquel dedo, noté su lengua rozarme el clítoris, Lucia se volvía loca ahí abajo, la boca se le hacía agua.

Tenía a mi chica comiéndomelo todo mientras la dependienta me hacía el dedo mas lento que me han hecho jamas, sentía cada latido de su dedo dentro de mi. Lucia alzó la vista mirándome a los ojos, la miré, seguramente noto en su boca todo el calor que acababa de soltar de entre mis piernas. La dependienta me agarró de la barbilla, obligándome a mirarla a la cara mientras su dedo seguía dentro, no me soltó la cabeza, así que seguí mirándola, lo que provocó que la velocidad de masturbación aumentara hasta hacerme correrme sobre la boca de Lucia.

-Bueno, no vas a dejar que tu chica no disfrute de tu lengua ¿no? - dijo la dependienta, incitando a Lucia a tumbarse sobre el suelo. Obviamente no, no iba a dejar a Lucia sin disfrutar de mi lengua.

Tenía a Lucia tumbada con las piernas flexionadas hacia arriba, así que me puse a 4 patas delante suya, metí mi cabeza entre sus piernas. Separé levemente sus labios con mi lengua dejando a la vista el clítoris, Lucia suspiró, lo repetí más despacio, abriendo sus labios.

La dependienta se había ido de repente, pero para volver, y para nuestro asombro traía un arnés puesto, el que estábamos mirando para reemplazar el que ya teníamos.

-Quiero que no te muevas de esa postura a cuatro patas, y tampoco levantes la cabeza, quiero que tu chica chorree de lo perra que la pones comiéndoselo.

A mi cabeza solo se me vino la idea de seguir comiendo, tampoco pensaba parar ya que me encanta hacerlo. Pero también pensé que la mujer querría hacer algo con ese arnés, la inquietud y el nerviosismo se sembraron en mí. Tardaron poco en irse cuando la mujer se puso detrás mía, quitándome todos los miedos me penetró con el arnés estando ella de rodillas detrás mía.

La situación era inimaginable, Lucia boca arriba con las piernas abiertas y flexionadas hacia arriba, yo con la cabeza entre sus piernas a cuatro patas dejando mi coño libre para la mujer, ella aprovechó esto para darme a probar uno de sus arneses, no paró de darme, mis gemidos se ahogaban entre los fluidos de la entrepierna de Lucia.

Oír jadear y suspirar a Lucia me ponía aún mas, me empapaba tanto que el arnés entraba con total facilidad, hasta que Lucia soltó un gemido que hizo que se me empapara aún mas la boca, la dependienta redujo la velocidad, penetrándome, haciéndomelo sentir dentro, cuando lo sacó.

Saco el dildo de dentro de mi, y puso la punta de este en mi coño, me estaba dejando con las ganas, la muy perra. Se puso de pie.

-Ya sabe tu chica como funciona este nuevo arnés - dijo dirigiéndose a Lucia- esta noche la terminas tu.




Sex-Shop parte 1



Entramos en el sex-shop para comprarnos un arnés, Lucia tenía ganas de probar algo nuevo conmigo, yo estaba inquieta, me daba vergüenza entrar en un sitio así y que un señor o una señora nos viera comprar cosas ahí, en cambio Lucia parecía muy tranquila, como si estuviera por su casa en batín vamos.

Mi chica se puso a mirar los dildos y arneses que había por allí, señalándome los que más le gustaban, yo con toda la cara colorada diciéndole "si si ese ese" para salir rápido de allí.

De repente se nos acerca la dependienta,
-¿Necesitáis algún tipo de ayuda?
-Si, gracias, estamos buscando dildos pequeñitos, ¿cuales tienes? - Lucia

Mi cara ya tenía color tomate, la mujer se nos quedó mirando, era morena, tenía unos ojos que se clavaban en nosotras, calculo tendría unos 28 años, llevaba una camisa de cuadros, lo cual trajo a mi cerebro un mensaje "BOLLERA"

-Bueno, pues tenéis este, es normalito, fácil de limpiar, y así como consejo personal, es el que solía usar yo y nos iba genial - nos dijo la mujer.

Osea, confirmado, es lesbiana, eso me tranquilizaba, me hubiese dado mas vergüenza que fuera hetero o que fuese un tío, no me pidáis explicación. Le dimos las gracias y seguimos dando vueltas por la tienda, era bastante grande y había cosas que jamas pensé que existían, como culos de plástico, para meter el pene supongo.

Estábamos al fondo de la tienda, la dependienta iba detrás nuestra sigilosamente haciendo como que pasaba el plumero por las estanterías.
-¿Se pensará que vamos a robar? - le decía yo a Lucia.
-No sé cielo, espero que no piense eso porque sería de coña, con lo buena y bonita que eres - susurró Lucia mientras me daba un besito en la mejilla.

La chica de la tienda se nos acercó, la tía se había desabrochado varios botones de la camisa dejando ver su pedazo de escote, ay dios. Dirigiéndose a Lucia le preguntó que si queríamos algo más que le avisásemos que se le había olvidado mencionarlo antes.

-Eh, tienes algo aquí chica, espera que te lo quite - dijo la dependienta pasando su mano por el cuello de Lucia, acto seguido le comió la boca, en un instante, pude ver como Lucia se ponía roja, y la otra le metía la lengua hasta la garganta, he de reconocer que me puse un pelín cachonda, pero me quedé muda, atónita.

-Tranquila hay más para ti - me susurró la dependienta al oído, puso su boca delante de la mía cogiéndome de la cintura y empezó a jugar con mi lengua lascivamente, mis ojos se abrieron como platos, y los de Lucia mas aún, ¿qué quería la mujer esta?

-No te pongas celosa - le dijo a Lucia, empotrandola contra la pared, la mujer le estaba comiendo la boca con tanto desenfreno que el vestido cortito que Lucia llevaba se estaba levantando dejando ver sus muslos y parte de sus braguitas, me estaba excitando bastante, yo seguía mirando, no podía creerme lo que estaba pasando.

-Eh eh que contigo no he acabado - vino a mi, me empotró a escasos centímetros de donde había empotrado a Lucia, la mujer siguió con mi boca, su lengua iba al compás de la mía, me puso su muslo entre mis piernas, sin dejarme moverme, haciendo que mi entrepierna palpitase por el momento, la situación y todo lo que estaba ocurriendo. Lucia observaba a poquísima distancia, parecía que ninguna de las dos queríamos parar lo que podría pasar mas adelante.