viernes, 6 de septiembre de 2013

Miriam y Regina Parte 2


Eran las once de la mañana, los padres de Miriam se habían ido a trabajar, ella aún seguía dormida, tras esa noche de ideas horribles que afloraron en su cabeza y que solo le metían miedo a perder todo aquello que había construido con lo que más quería, lo bueno es que se quedó con ese pensamiento positivo final, Regina la amaba y deseaba tanto que jamás sería capaz de hacer algo que le hiciera daño.

Con los ojos  medio cerraditos, despeinada, con el pijama puesto, Miriam tuvo que levantarse rápidamente porque el timbre de su casa estaba sonando, miró por la mirilla y... no se lo podía creer, era Regina, en un instante abrió la puerta, las dos se abrazaron, muy fuerte, cuerpo con cuerpo, por fin se habían reencontrado tras varios días donde se sentían vacías por dentro, tener a lo que más quieres lejos es un pelín doloroso, que solo se puede sobrellevar si de verdad estas dispuesta a amar a esa persona, y ellas dos lo estaban.

Se separaron, se miraron a los ojitos.

-Eh, ¿has estado llorando? - dijo Regina llevando sus manos a los mofletes de Miriam, observando que estaba avergonzada, y sonrojada.
-No, solo que he dormido mucho, y he dormido con la cara pegada a la almohada - Miriam
-Si claro jajaja que graciosa es mi niña, yo eso no me lo creo, cuéntame anda - Regina
-Pues.. joo, que no me cogías el móvil, y te echaba de menos, y que pensé que no querías ser mi novia, y me hice un lío en la cabeza y jooo que te quiero y no te vayas de mi nunca por favor - Miriam. 
-Lo siento, a mi padre se le rompió su móvil y necesitó coger el mio para sus cosas de trabajo, lo siento lo siento lo siento vida, ya estoy aquí, sabes que te quiero y que estoy por y para ti cada instante de mi vida, si no puedo sentirte, te imaginaré, si no puedo pensarte, te sentiré en aquí dentro en mi corazón,  - dijo Regina mientras se acercaba cada vez más a Miriam.





Regina cogió de la cintura a Miriam, <me hiciste saborear lo dulce del amor cuando aún tenía la boca llena de heridas> le susurro a su novia, un instante después la besó, de una manera dulce, intensa, un beso casi eterno, un beso que te transporta a otra dimensión, que te hace pensar que no hay nadie mas en esta vida, solo tu, tu novia, y ese beso que repetirías cada vez. Un beso que cada vez era más húmedo.


-Oye, estas aún en pijama, ¿te parece si te duchas y nos vamos un ratito a tu jardín a la piscina? - Regina
-Bueno... te he echado de menos mucho, no quiero separarme de ti ni un instante, ¿te duchas conmigo? - Miriam
-Ui, que pillina ¿no? ¿no vendrán tus padres? - Regina
-No, hasta las tres de la tarde no vienen, va, ven conmigo a la ducha, compensame estos días sin tu olor, sin tu calor y sin tu cuerpo - Miriam

Fueron juntas de la manita al baño, se miraban sin parar, sonriendo, eufóricas, Miriam cogió a Regina de la cintura desabrochándole los pantalones, y dejándolos caer en el suelo; lo mismo hizo Regina con el pijamita de Miriam, desnudándose una a una mutuamente, sin parar de besarse, retiraron también despacio ambas camisetas, dejándolas en el suelo, sin importarles otra cosa que no fuera su novia.

Miriam se quedó completamente desnuda, le quitó el sujetador a Regina, le dio vergüenza quitarle las braguitas, pero Regina le ayudo a hacerlo, cogió las manos de Miriam, las puso en su cintura, y le hizo bajarle las braguitas poco a poco arrodillándose ante Regina, sin apartar la mirada de sus ojos ni de sus labios.

Se metieron en la ducha, agua a la temperatura idónea, para ni quemarse ni enfriarse, porque el cuerpo de ambas estaba ya a una temperatura superior a la normal, no paraban de besarse, rebosaban alegría en el alma y el corazón, estaban enamoradas y sus cuerpos pedían a gritos reivindicar ese amor.










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